Los restos de cerámica nos indican una continuidad en el poblamiento desde el s. I a.c., como mínimo, hasta el s. XVI. Hay fragmentos arévacos, de terra sigillata..., hasta de Talavera.
Son muchos los elementos romanos aquí encontrados -y con seguridad sólo conocemos una mínima parte-. Se tiene noticia de 38 inscripciones entre estelas funerarias, honorarias y votivas ( 8 o 9 de ellas se han perdido), así como de dos miliarios, uno de ellos con doble inscripción. Hay además fragmentos de elementos arquitectónicos y decorativos embutidos en muros y tapias; objetos de metal; tres fragmentos de un mismo relieve militar; leves vestigios de un yacimiento rural en el Molino de los Ojos, posiblemente una villa; restos de una vía romana en este mismo lugar, que enlazaría Rauda (Roa) con Uxama; restos de construcciones de época romana en el subsuelo de la población; noticias de una tejera romana aguas abajo del Duero...
La información que nos proporciona este conjunto arqueológico, aunque sea limitada y nos impida conocer, por ahora, el nombre y categoría jurídica de la población, permite suponer un asentamiento hispanorromano, de cierta relevancia, ubicado en la ladera del Castillo, entre el Rivero y la Plaza Mayor.
Este es el hábitat comúnmente empleado por las tribus arévacas. A la fácil defensa del terreno en pendiente se une el Duero como muralla natural por el sur. Y por muestras de cerámica típicas de esta cultura podemos suponer su asentamiento, aprovechando tierras y pastos cercanos. El proceso de romanización mejoraría los sistemas de cultivo, productos y aperos utilizados, modificando al tiempo sus formas de vida, incluso en cuanto a la lengua utilizada, por lo menos en una parte importante de la población.
Así, las estelas funerarias nos muestran la utilización de nombres latinos junto a gentilicios indígenas. Se aprecia también la situación social y económica: esclavos, libertos, familias indígenas modestas y acomodadas..., hasta un alto cargo en la carrera política del Imperio Romano. Por su parte, la epigrafía honoraria y votiva permite afirmar una organización política de la vida local romanizada -Senado propio-, y el sistema de patronato con un célebre ciudadano romano, así como atestigua el culto imperial y al dios Hércules, que posiblemente oculte una divinidad indígena.
Por su parte los miliarios, de fines del s. III e inicios del IV d.c., son manifestaciones de culto al emperador o conmemoran reparaciones en el ramal Rauda-Uxama.
La decadencia de Roma ante la presión de los pueblos godos llevó a cambios en la organización política, pero su influjo en la vida de los centros alejados del poder fue menor, si bien las oleadas de invasiones produjeran colapsos momentáneos en las zonas afectadas. Las formas de vida serían muy similares a las de época romana, reduciéndose los intercambios de mercancías, ideas y noticias. Además de restos de cerámica, se han localizado en esta población sillares reutilizados de época visigoda, concretamente en la antigua casa-cuartel.
Texto extraído de "Síntesis Histórica de San Esteban de Gormaz" de Félix García Palomar.
Soria Hogar y Pueblo. Extra de Fiestas, 8-IX-88, pp. 9-13.
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