El extraño nombre de la localidad se debe, según cuentan la crónicas del Padre Damián Janáriz, a la derrota que el Rey Ramiro II de León, infringió al ejército moro al lado de la ermita de la Virgen de la Guía. Desde entonces la localidad que había estado atendiendo al nombre de La Guía, comenzó a denominarse Matanza. Es en 1916 cuando se le añade “de Soria”.
Si algo destaca en Matanza de Soria es la iglesia románica de San Juan Bautista. Originaria del siglo XII, ha sufrido reformas durante los siglos posteriores. Su fábrica y orientación corresponde a lo característico del románico rural: mampostería y sillar en las esquinas, de una nave y ábside semicircular orientado hacia oriente. De este origen románico se conserva sólo se conserva el ábside ya que el resto del templo se reconstruyó en el período gótico y en el siglo XVIII. El ábside está enfoscado y conserva los canecillos originales, al igual que el muro norte. Es posible también observar cómo se han utilizado piezas románicas e incluso más antiguas para reconstruir el tanto el pórtico (es fácil ver un fragmento de estela romana) como la espadaña (piezas románicas con sogueado).
Pero lo curioso del templo es, sin duda, las parejas de arcos ciegos a ambos lados del presbiterio (Las del lado sur han sido gravemente dañadas). Existen, en esta construcción, en el muro norte un conjunto de grafitos realizados con pintura de almagre en el que aparecen representados figuras geométricas y pájaros. Los grafitos son extraños por su morfología pero también por la ubicación de los mismos ya que este espacio sólo era utilizado por los clérigos.
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