Para llegar a él, existen diferentes accesos atravesando otros pueblos cercanos que, al igual que el nuestro, poseen también un encanto especial. Entre ellos, se encuentra Olmillos, Ines, Quintanas Rubias de Arriba, Morcuera, Atauta, Piquera y, por supuesto, San Esteban de Gormaz, municipio que agrupa a todos los anteriores pueblos dentro de su comarca.
Rodeado de hermosos paisajes, a Quintanas Rubias de Abajo le cobija, por un lado, un espectacular y genuino monte multicolor, que según crece en altura, aumenta en belleza, pues dispone de diferentes tonos de tierra orgánica y de grandes y elevadas encinas. Por el otro lado de nuestra villa castellano leonesa, aparece otro monte, éste no menos bello que el anterior, plagado de enebros, que se sitúan a lo largo y ancho del mismo.
Otro elemento que impresiona de este pequeño pueblo es su interior, debido a las casas autóctonas que lo componen y al remanso de paz y de tranquilidad que se respira, ya que se encuentra rodeado de naturaleza pura en sus alrededores. Las escasas calles, recogen una tradición y una historia propia, puesto que la mayoría de las viviendas se mantienen en pie gracias al esfuerzo realizado por las familias a lo largo de los años, que generación tras generación, han ido reformando y mejorando con empeño y devoción, manteniéndose, en la mayoría de ellas, la piedra y el adobe. Por otro lado, también se encuentran nuevas construcciones, que desde hace unos años se vienen levantando, siempre respetando el elemento principal en la arquitectura de este pueblo, que es la piedra. En definitiva, se logra de esta manera, entre unos y otros, que el lugar continúe con el mismo sabor de siempre y que la gente siga disfrutando de su estancia. Destacamos especialmente, la Iglesia San Juan Bautista, en el centro del pueblo, y la Ermita de los Mil Carros, esta última en el alto de Santa María, desde donde se visualiza toda la aldea. El terreno que rodea al pueblo, que participa de quebrado y llano con algunas hondonadas, es de regular calidad y sobre todo de secano, a excepción de los arroyos de la Fragua y el Molino, que abastecen de agua a los hogares, y a su vez, al lavadero y a la fuente.
En las tierras se cultivan cereales, principalmente trigo, cebada, centeno y avena. Resulta interesante reseñar, que existen buenos pastos de los que se benefician rebaños de ovejas de la zona. Se halla, además, importante caza en su monte, contando principalmente con ejemplares de pluma, liebre y corzo. Y referir como curiosidad, que se recoge una rica miel en algunas colmenas que, afortunadamente, aún quedan en pie. A destacar en las eras, un gran número de bodegas, profundas y oscuras, típicas del territorio, recalcando que sólo quedan en buen estado aquéllas cuyos propietarios han trabajado con tesón y cariño para evitar su derrumbe. En la actualidad existen 40 casas en el pueblo, dos de ellas habitadas durante todo el año, y el resto, durante los festivos, fines de semana y periodos estivales.
Las fiestas patronales se celebran en el mes de agosto, por ser el mes en el que mayor número de personas se reúnen en el pueblo, aunque tienen su origen en las fiestas de San Juan.
Patricia Beatriz Mora.
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